Ha pasado casi un año, mirando por la ventana me he acordado de que el primer día que llegué aquí también estuve mirando por esa ventana. Todavía recuerdo y recordaré ese primer día, en el que llegué a mi habitación, tenía mucho miedo, empecé a pensar que el erasmus no había sido buena idea, que echaba de menos todo y aquí no tenía nada. Hoy me encuentro en este mismo lugar y me doy cuenta de que soy una persona completamente distinta, estoy contento y he evolucionado mucho. Si uno se para a pensar, los buenos momentos siempre quedan como recuerdos pero los malos momentos se van, quedando solo los buenos. De los buenos momentos uno se acuerda a todas horas, pero hay que hacer memoria para acordarse de los malos. Aquí he tenido varios momentos malos sin embargo no me acuerdo de casi ninguno, cuando miro a estas cuatro paredes solo puedo acordarme de los buenos momentos que he vivido aquí.
Y al fin y al cabo, es lo que quedará del erasmus, no importan los viajes, las fiestas, los exámenes, sólo importan los buenos momentos vividos.
lunes, 14 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario